miércoles, 29 de agosto de 2007

Web2.0, la metáfora del viaje.



Se nos plantea difícil visualizar el concepto de web2.0: ¿cómo corporeizar lo etéreo? El espacio se está convirtiendo en el soporte de lo intangible. El concepto web2.0 es para muchos una entelequia, un artefacto propio de los que venden humo, el valor añadido de la aportación semántica inyectada por el marketing.

Sin embargo, es en la atmósfera de esta "realidad" en la que nos movemos. Con la metáfora del plano de metro, por ejemplo, no parece sino que queremos convertir los valores de la burbuja virtual en bienes raíces, un espacio sobre el que ejercemos la propiedad o el derecho del ciudadano de transitar libre. No obstante, este espacio es ubicuo, inconsistente, móvil, perecedero,... Quizá, la metáfora de la representación de Web2.0 sea el empecinamiento propio del náufrago que se aferra a un tronco en medio del océano; quizá, el deseo de ordenar la vorágine: internet bulle en continuos espasmos, pero mi principio racionalizador conjura la amenaza de lo desconocido.

En este deseo de ordenar el caos creativo hemos tenido varias propuestas: lugares cotidianos como una calle o como el plano de un metro, lugares abstractos en donde las palabras sustituyen la nebulosa de los conceptos.







Este orden se manifiesta sobre la maraña cuando debería enfrentarse a la marabunta. Nos empeñamos en cristalizar los flujos de los instantes que fluyen por la red como sinapsias de una gran cerebro.

Ante este vértigo la metáfora es la respuesta, material retórico.

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